Ignacio Ruiz-Jarabo
ECONOMISTA, EXDIRECTOR DE LA AGENCIA TRIBUTARIA Y EXPRESIDENTE DE LA SEPI
La heroicidad de las PYMES españolas
Las pymes españolas proporcionan el 70% del empleo existente en España, nada más y nada menos. Pues bien, siendo el paro uno de nuestros problemas económicos más graves y sin duda el de más relevancia social, el dato enunciado justificaría que en la política económica del Gobierno ocupase una atención privilegiada el favorecimiento a la creación y al desarrollo de las pequeñas y
medianas empresas. Lamentablemente no es así. Y no lo es porque, con independencia de las dificultades que para cualquier empresa española, fuera cual fuese su dimensión, le suponen actualmente la excesiva burocratización, la sobrerregulación, la variabilidad de las normas reguladoras, la creciente pérdida de seguridad jurídica o la abrasante política fiscal, las pymes resultan diferencialmente perjudicadas por determinadas decisiones y actuaciones del Gobierno.
Es el caso del aumento sideral del salario mínimo interprofesional un 54% en cinco años- o de los varios y sucesivos incrementos de las cargas sociales -solo en 2023: instauración del mecanismo de equidad intergeneracional; subida de la base máxima de cotización; aumento de la cotización por encima de la base máxima-. Todo ello, supone encarecer los gastos de personal del conjunto de las empresas, pero es relevante constatar que supone un especial castigo precisamente para las pymes. Es así toda vez que, según datos estadísticos de la Agencia Tributaria, sus gastos de personal suponen el 25% de sus ingresos, porcentaje que referido al conjunto de las empresas españolas es solo el 15%. Quiere decirse que la escalada de los costes de personal debida a las decisiones del Gobierno está agobiando especialmente a las pymes y reduciendo sus ya reducidos márgenes de beneficio.
Debe añadirse que, de culminarse la ocurrencia que hoy es proyecto del Ministerio de Trabajo, consistente en reducir manu militari y universalmente la jornada laboral con mantenimiento de las retribuciones, lo expuesto en el párrafo anterior se empeoraría. Como las matemáticas no
mienten, de llevarse a cabo la citada estulticia su repercusión inmediata será un aumento para la empresa del coste por hora trabajada.
Otra dificultad específica a la que se enfrentan las pymes españolas es su dificultad de acceso al crédito a largo al no existir canales oficiales que lo posibiliten de manera seria y eficaz. Este hándicap les impide situar su balance con un apalancamiento óptimo que permita rentabilizar adecuadamente sus inversiones. La dimensión de este hándicap se comprueba observando la ratio que representan las deudas a largo plazo en relación con el pasivo total del balance, porcentaje que es el 35% con carácter general para el conjunto de las empresas -grandes, medianas y pequeñas- y exclusivamente un 17% en el caso de las pymes. Son datos obtenidos también de las estadísticas de la Agencia Tributaria.
No quiero olvidarme de una grave circunstancia que pesa especialmente sobre las pymes y que viene constituida por la actual deriva en el modus operandi de la Agencia Tributaria según paso a explicar. En virtud de la presunción de veracidad que se concede a sus liquidaciones y de la aplicación indiscriminada de su ejecutividad, sucede que, ante una inspección fiscal, cualquier pyme puede enfrentarse a la exigencia de deudas tributarias no firmes por haberse recurrido- que, correspondiendo a varios ejercicios económicos, pueden suponer fácilmente el 40%, el
50% o el 60% de sus ingresos anuales. Ante la casi segura imposibilidad de hacer frente a un pago de semejante dimensión, recordemos la dificultad de acceder al crédito que tienen las pymes anteriormente comentada, y la permanente negativa de la Agencia Tributaria a conceder las
suspensiones previstas legalmente para estos supuestos, la pyme afectada se enfrentará a la voracidad ilimitada de la AEAT. Ésta le embargará toda clase de bienes y derechos, incluyendo el embargo de sus cuentas bancarias y los pagos que deban hacerle sus clientes.
Poco tiempo hay que consumir para afirmar que con estos embargos se provoca el homicidio inmediato de la empresa, y ello pese a que cuando se resuelva judicialmente la cuestión es posible y probable que la deuda resulte anulada total o parcialmente por los Tribunales. Pero para entonces la empresa ya no existirá, estará muerta y enterrada por la Agencia Tributaria. Lo que acabo de describir supone que sobre cualquier pyme pese permanentemente una espada de Damocles en forma de posible inicio de una inspección fiscal pues su desarrollo puede suponer y de hecho supone en no pocos casos el final de su existencia, con razón o sin ella.
Y es en el escenario expuesto en el que los empresarios de las pymes españolas tienen que afrontar su aventura empresarial, debiendo dedicarse para full time a su empresa ellos y posiblemente algunos de sus familiares-, y debiendo asimismo arriesgar el patrimonio familiar. Todo para
obtener como media una rentabilidad anual que, de nuevo según la Agencia Tributaria, supone el 6,3% de sus ingresos empresariales y el 6% de los fondos propios arriesgados. Ojo, que si la actividad empresarial tiene un especial éxito y su rentabilidad es superior el empresario deberá afrontar una estigmatización social lacerante en la que el calificativo de explotador será el término más suave que reciba.
En función de todo lo que he expuesto hasta aquí, no pude sino aplaudir de manera entusiasta cuando escuché manifestar al nuevo presidente de Argentina, que los empresarios son unos auténticos héroes. Profundizando en la idea de Milei y refiriéndola a nuestro país, procede afirmar
alto y claro que los empresarios de pymes españoles son unos grandes héroes.