Jaime García Calzada
PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE EMPRESAS DE LA RIOJA (FER)
"Nos ha costado mucho recuperar cifras prepandemia, y en algunos sectores todavía no se ha logrado"
Jaime García Calzada, presidente de la Federación de Empresas de La Rioja (FER), cree que las consecuencias de la pandemia en algunos sectores ha sido “dramáticas”, con cierres de empresas. “Nos ha costado mucho recuperar cifras prepandemia, y en algunos sectores todavía no se ha logrado”.
A medida que se fueron eliminando las restricciones, la actividad empresarial se fue recuperando progresivamente, con diferentes intensidades según los sectores, si bien tras la pandemia vino una crisis de precios de las materias primas y de los costes logísticos, luego el conflicto bélico en Ucrania, después la crisis del precio del combustible, junto con una inflación desbocada y un aumento muy fuerte de los tipos de interés y recientemente estalló el conflicto en Gaza. “Las empresas necesitan estabilidad y seguridad para poder funcionar, pero lamentablemente llevamos años de crisis continuas”, señala García Calzada.
Entre los cambios que la pandemia ha dejado en las empresas, el presidente de la FER destaca “una mayor concienciación, alerta y protección, muy especialmente desde el punto de vista de la salud y la prevención”. También la relación con proveedores y clientes ha cambiado. “Las empresas han apostado por la tecnología. También la internacionalización de nuestros negocios ha salido reforzada, puesto que hemos sido conscientes de la necesidad de diversificar nuestro riesgo cliente”.
Y, especialmente, la digitalización. “La pandemia ha acelerado muchos procesos de transformación digital que hubieran discurrido a un ritmo menor. Este es uno de los aspectos en los que se ha profundizado, y favorece la competitividad empresarial”. En cuanto al teletrabajo, superada
la necesidad de los primeros momentos, el presidente de la FER apunta que cada actividad y cada sector ha vuelto a sus procesos normales. “El teletrabajo es una herramienta útil pero que no es posible en una gran parte de actividades empresariales”.
El presidente de la FER recuerda los primeros momentos de la pandemia como “una auténtica pesadilla, de la que parecía que no terminábamos de salir. Fue una época muy difícil, con una inseguridad e incertidumbre en grado máximo.
Las empresas vivían la pandemia con una gran inseguridad jurídica y normativa. Hubo sectores que estuvieron al borde de la desaparición, cerraron muchas empresas y, se mire como se mire, padecimos una catástrofe económica de consecuencias globales”
Entre las medidas que la Federación puso en marcha para afrontar esta situación destaca “la creación y movilización de todos nuestros servicios de asesoramiento jurídico, normativo y laboral a las empresas y autónomos riojanos, fueran o no nuestros asociados. Las 24 horas del día, de lunes a domingo, sin un solo descanso, apoyando a las empresas en sus miles de consultas. Era nuestra obligación estar cerca de las empresas, no abandonarlas y apoyarlas en sus cuestiones que nos planteaban. La incertidumbre era total y nosotros como organización empresarial tuvimos que adoptar un papel de guía y soporte para nuestro tejido empresarial”.
“Las empresas hemos recibido grandes lecciones. A pesar de ello, esperemos no vivir una emergencia de este tipo nunca más. también esperamos que las administraciones y los Estados hayan aprendido una lección importante sobre la necesidad de contar en nuestros territorios con los productos y servicios de carácter esencial”.
En su opinión, una de las lecciones que debemos sacar de esta crisis es la necesidad de desarrollar una mayor y mejor coordinación de los recursos entre las regiones y autonomías. “Las empresas fuimos un ejemplo de buen hacer y de saber estar y adaptarse, de contribuir y de ser solidarias.
No podemos decir lo mismo de las administraciones”. En cuanto a la recuperación, García Calzada cree que no se ha atendido suficientemente a las empresas en su recuperación. “Hubo actuaciones positivas negociadas en el seno del dialogo social como los ERTE, pero las ayudas con carácter general llegaron de forma muy escasa y muy tarde”. Además, muchas de ellas fueron ayudas complejas de solicitar. “Las administraciones públicas reaccionaron muy tarde y sin convicción sobre lo importante que era sostener y apoyar a nuestro tejido empresarial. En muchas ocasiones se dejaron a algunos sectores económicos fuera de las ayudas”, señala.