Santiago Aparicio
PRESIDENTE DE CEOE CASTILLA Y LEÓN
"La pandemia fue un auténtico varapalo para la economía de Castilla y León”
El presidente de CEOE Castilla y León, Santiago Aparicio destaca el papel, desempeñado por el diálogo social en la Comunidad ante la crisis provocada por la Covid. A su juicio, se configuró como “la mayor infraestructura que tiene la Comunidad para bascular las políticas de apoyo”.
Aunque los riesgos asociados a la pandemia han ido perdiendo incidencia, Santiago Aparicio señala que “otros factores han comenzado a pesar negativamente sobre el crecimiento económico, como son los incrementos de costes de materias primas, las dificultades de suministro de materiales y componentes, la alta inflación, o el encarecimiento de la energía y el transporte”.
Ante esta situación, “la recuperación económica y del empleo solo serán posibles si contamos con un tejido empresarial saneado, que pueda recuperar la actividad en el momento en que sea posible e impulsar la creación de empleo a un ritmo sostenido. Y, para ello, tenemos que cuidar ahora a nuestras empresas, a nuestras pymes, que van a ser el pilar básico de esa recuperación”.
En concreto, en Castilla y León, “necesitamos ganar músculo empresarial -señala Aparicio-, mediante el apoyo al redimensionamiento de las empresas, crear un ecosistema favorable al emprendimiento, a la creación de nuevas empresas y a la atracción de inversiones productivas. Al mismo tiempo, es urgente establecer un ambicioso programa de apoyo a las inversiones industriales para fortalecer su sostenibilidad, invertir en industrias de economía circular que fomenten el empleo local, fortalecer la industria local y apostar por aquellas cadenas de suministro que aportan importante valor y estratégico, partiendo del mapa de productos y servicios industriales de Castilla y León. Además, es importante trabajar para atraer firmas extranjeras que
sean competitivas y estratégicas para Castilla y León”.
El presidente de CEOE Castilla y León recuerda la “impotencia y desolación” del inicio de la pandemia, que supuso “un auténtico varapalo para la economía de Castilla y León, cuyo tejido está conformado mayoritariamente por pequeña y mediana empresa, en especial para el turismo, la hostelería, el comercio y otros sectores de proximidad”.
CEOE Castilla y León, junto con 490 organizaciones empresariales territoriales y sectoriales, suscribieron un manifiesto institucional, bajo el lema “Por la supervivencia de nuestras empresas”, en el que demandaban a las distintas Administraciones Públicas medidas decididas y acordes al nuevo entorno provocado por la Covid-19 para proteger a las 161.407 empresas y a más de un millón de ocupados en Castilla y León que, al finalizar 2019, estructuraban el mapa empresarial de la economía castellana y leonesa.
Los empresarios de Castilla y León reivindicaban, poniendo siempre por delante la salud de las personas, “el valor real de las empresas y sus empresarios como parte imprescindible de la solución a la crisis económica, para lo que urgieron a continuar impulsando el diálogo social como instrumento catalizador y unificador de intereses que contribuyera a la mejora económica y social, y reclamando al Gobierno de España y a la Junta de Castilla y León una serie de actuaciones para superar la situación”.
Como resalta Santiago Aparicio, el diálogo social se configuró como “la mayor infraestructura que tiene la Comunidad para bascular las políticas de apoyo y se acordó la puesta en marcha diferentes planes de choque con medidas extraordinarias para ofrecer un marco de protección a trabajadores, autónomos, empresas, familias y personas vulnerables”.
El presidente de CEOE Castilla y León destaca el papel que desde el principio jugaron las organizaciones empresariales, “ofreciendo todo nuestro apoyo, asesoramiento y colaboración a las empresas”.
“Nos enfrentamos a una primera fase, con una fuerte caída de la actividad en todos los sectores productivos, una creciente falta de suministros y materias primas por problemas en el transporte de mercancías, y una importante inseguridad jurídica ante la creciente y rápida regulación legislativa sujeta a numerosas correcciones y modificaciones.
Ello, unido a graves problemas de liquidez ante la falta de dicha actividad, sumió a las empresas en un entorno dramático, viéndose muchas de ellas abocadas a desaparecer si no se daba solución de forma inmediata a sus problemas”.
CEOE Castilla y León reclamó en las múltiples reuniones que mantuvo ante las diferentes administraciones “una respuesta inmediata y un plan perfectamente definido, para afrontar esa excepcional situación”. Por un lado, demandó aumentar y agilizar la llegada de liquidez a las empresas, acompasar los costes con la recuperación de la actividad y la demanda, reduciendo rigidices contraproducentes, y “preservar el tejido de pymes y autónomos, que conforman el 99% de la estructura productiva empresarial, y que eran, además, los más vulnerables a escenarios como el vivido”.
De forma paralela, se solicitó activar medidas a medio plazo, con el fin de encauzar la recuperación en paralelo a los retos que planteaba el nuevo paradigma, donde se hacía necesario afrontar los retos europeos.
Además, la Confederación siguió trabajando en el marco del diálogo social, como palanca de aceleración de cambios sustanciales que permitieran avanzar en el desarrollo económico y social de Castilla y León, de forma colaborativa y con el espíritu de concertación; y comenzó a diseñar
medidas a largo plazo, con un carácter más estructural, “trasladando la importancia de no incrementar impuestos en un contexto como el actual, apostando por la simplificación del marco normativo y garantizando la libertad de empresa y la flexibilidad económica y laboral, para facilitar
la adaptación de nuestras empresas y que puedan seguir siendo competitivas”.
Aunque la seguridad sanitaria era una prioridad, los empresarios necesitaban disponer, por un lado, de claridad en las normas sanitarias que tenían que cumplir y, por otro, acceso a los tests de forma masiva. “Por ello, fuimos segunda Comunidad Autónoma en adherirse al ‘Plan Sumamos. S+E’ de CEOE para realizar test masivos de Covid-19 desde las empresas”.
“La situación excepcional que vivimos por la crisis del Covid-19, en un contexto de incertidumbre sin precedentes, vino a hacer tambalear los parámetros económicos, pero también nos enseñó de cerca la capacidad de resistencia de los empresarios de esta Comunidad, sus valores, su responsabilidad y la lucha de forma incesante que han demostrado y siguen demostrando cada día.
La trayectoria de las empresas castellanas y leonesas, el DNI de quienes las lideran y el conocimiento y experiencia de los equipos que las conforman son quienes de nuevo ejercieron un papel fundamental y estratégico en la revitalización de la economía y, por tanto, en el avance de Castilla y León”.
“Estábamos ante una situación inédita difícil de gestionar, pero si de algo ha servido la pandemia es para reivindicar la importancia del sector empresarial y demostrar que las empresas son y han sido la palanca de la recuperación, aunque por desgracia muchas de ellas se han quedado por el camino”, señala Aparicio, que considera que “ahora, más que nunca, se necesita que se confíe en su potencial, y con el apoyo de las administraciones, se materialice en importantes, innovadores y estratégicos proyectos de inversión, eliminando los cuellos de botella y las trabas burocráticas de la legislación vigente en un momento tan delicado para muchos sectores. No queremos más incertidumbre, queremos reglas conocidas, calidad de la norma y, sobre todo, seguridad jurídica”.
Igualmente, es necesario preparar a las empresas ante los retos que se nos han abierto: internacionalización, la digitalización, la formación, entre otros. “Son los retos para los próximos años, y para alcanzarlo, es necesario tomar decisiones dirigidas a mantener la actividad y el empleo”.
“La pandemia ha traído consigo la aceleración de la llamada revolución tecnológica en muchos ámbitos, y por supuesto, en el de las empresas”, destaca Santiago Aparicio. Aquellas que ya la habían iniciado, se vieron inmersas en un proceso aún más rápido de transformación y digitalización, pero “todas, de una u otra forma tuvieron que adaptarse a nuevas formas de gestión y producción. Las empresas han agilizado sus procesos gracias a la implementación de aplicaciones tecnológicas, especialmente, en el ámbito de la comunicación, la administración y la
toma de decisiones.
El teletrabajo, la firma telemática de los contratos o la celebración de reuniones por videoconferencia son herramientas que se incorporaron tras la crisis de la Covid y se han normalizado en el día a día de las empresas. Y no sólo se adoptaron nuevas formas y sistemas, algunas empresas se vieron abocadas a tomar decisiones que afectaron a la esencia propia de su negocio para asegurar su sostenibilidad. Nos referimos a empresas que tuvieron que diversificar su producto o adaptarlo a los nuevos intereses o tendencias de consumo”.
Con la vista en el futuro y “teniendo en consideración lo mucho que nos ayudó la tecnología y la digitalización en esos duros momentos, resulta imprescindible hacer un mayor esfuerzo por consolidar y aumentar el avance tecnológico en Castilla y León y sus empresas. Por ello, hay que continuar reforzando los esfuerzos en apoyar, por un lado, a las pymes en su proceso de digitalización y, por otra parte, también al sector TIC de Castilla y León”.