Situación de las PYMES

El deterioro de la productividad se empieza a cronificar
en la PYME española

2023 cerró con una elevada caída de productividad para la pyme española. En el cuarto trimestre de 2023, ésta descendió un 0,7% en tasa interanual, distanciándose todavía más del nivel previo a la pandemia. De hecho, el repunte de productividad que se produjo en 2021 tan solo sirvió para compensar el gran desplome registrado en la pandemia. Lamentablemente, una vez estabilizada la actividad, la productividad ha recuperado su tendencia descendente iniciada en 2017 y ahora se sitúa ligeramente por debajo de la de 2015.

 

Pese al crecimiento de la actividad que se ha registrado en los últimos trimestres, este no ha sido suficiente para que la empresa entrañe una ganancia de productividad. El comportamiento de las ventas y del empleo crecen, pero continúan en desaceleración, y la ligera reducción de los costes operativos, especialmente de la energía en el cuarto trimestre del año no ha sido suficiente para mejorar la situación de las pymes españolas, ya que no solo permanecen considerablemente elevados con relación a dos años atrás, sino que no se observa moderación ni en los costes de los servicios ni en los laborales, que continúan escalando a tasas superiores del 5%. A esto se suma un

empeoramiento en la situación financiera para las pymes, en la que predomina la atonía en el crecimiento de los nuevos créditos y el encarecimiento de los tipos de interés, que a pesar de que se hayan estabilizado, superan el 5% para las pymes. Son datos del Indicador CEPYME sobre la situación de la pyme, correspondiente al cuarto trimestre de 2023, que elabora el Servicio de Estudios de la Confederación de pymes.

Las ventas se ralentizan más que el empleo y lastra la productividad

Las ventas de las pymes continuaron creciendo en el cuarto trimestre del 2023, pero su ritmo se desaceleró considerablemente. Las ventas de las pymes se ralentizaron a cierre de 2023 por quinto trimestre consecutivo, desde un 20,2% interanual en el pico que se registró en el segundo trimestre de 2022 hasta el 3,5% en el último tramo de 2023. Esa desaceleración se explica por la moderación de la inflación (se trata de ventas nominales), pero también por el debilitamiento de la actividad económica, ya que las ventas corregidas de la inflación, muestran con más crudeza la desaceleración, creciendo solo el 1,2%.

EN 2023, LA PRODUCTIVIDAD DE
LA PYME DESCIENDE UN 0,7%,
RETROCEDIENDO A NIVELES
ANTERIORES A 2015

La marcada ralentización de las ventas convive con un todavía aumento de las plantillas (2,7% en las medianas empresas y 2,1% en las pequeñas). La primera variable -ventas- desacelera más que la segunda -empleo- lastrando la productividad, que en términos medios cayó un 0,7% interanual en el cuarto trimestre de 2023, como se ha señalado anteriormente.

Los costes laborales encadenan 10 trimestres de subidas superiores al 5%

Si bien los costes operativos caen en el cuarto trimestre en términos interanuales (-0,7% interanual) gracias al comportamiento del componente energético (-22,6%), el coste de los servicios utilizados por las pymes se acelera (3,1%) y los costes laborales siguen creciendo con fuerza (5,3%). De hecho, el coste laboral total de las pymes encadena 10 trimestres consecutivos con aumentos interanuales superiores al 5%, suceso inédito desde 1994. Cabe recordar las sucesivas alzas de cotizaciones sociales y del SMI que se han registrado en los últimos años.

LAS VENTAS DE LAS PYMES SE
RALENTIZAN POR QUINTO TRIMESTRE
CONSECUTIVO, DESDE UN 20,2%
HASTA EL 3,5% A CIERRE DE 2023.
Y, ELIMINANDO EL EFECTO DE LA
INFLACIÓN, FRENAN HASTA EL 1,2%.

En el cuarto trimestre, el aumento interanual del coste laboral fue del 5,3%, el más alto de los cinco últimos trimestres. Además, desde el cuarto trimestre de 2021 los costes laborales subieron un 11% para las firmas pequeñas y un 10% para las medianas.

Condiciones financieras en las PYMES

A los problemas por los que atraviesan las pymes se suma la mayor carestía del crédito. La proporción de nuevos préstamos sobre ventas es menor que en ejercicios anteriores. A esto se suma que, a pesar de que el coste de la financiación sube a ritmo más moderado, sigue creciendo. El tipo de interés medio a pymes ha superado el 5% por primera vez desde 2009, del 5,01% en el cuarto trimestre de 2023, frente al 3,05% registrado un año antes.

 

Por otra parte, el contexto de mayor inflación se ha traducido en una restricción del crédito comercial entre empresas. Este equivalió en el cuatro trimestre al 55,2% de las ventas de las pymes, porcentaje que desciende por cuarto trimestre consecutivo, inferior además a la media del bienio 2022-2023 (58,4%) y a la media del lustro prepandemia (64,1%).

 

Como consecuencia, el esfuerzo financiero de las pymes vinculado a la deuda comercial ascendió a 2.630 millones de euros en el cuarto trimestre, lo que supone un alza del 50,1% interanual y del 119% respecto al periodo de referencia de 2021. Esto se traduce para una pequeña empresa en un esfuerzo financiero de 5.300 euros anualizados, casi el doble que a cierre de 2021; y de 40.200 euros para las firmas medianas frente a los 16.800 en el mismo periodo.

EL TIPO DE INTERÉS MEDIO
A PYMES REBASA EL 5%
POR PRIMERA VEZ DESDE 2009

No obstante, resulta positiva la reducción del endeudamiento total de las pymes, que prosigue la tendencia descendente que inició en 2008. La ratio de endeudamiento se sitúa en el 82,3%, el menor desde 1999.

Más concursos: 2.083 PYMES concursadas

En cuanto al número de concursos, el cuarto trimestre arrojó una cifra de 2.083 pymes concursadas, el tercer peor dato trimestral desde 2013 y un 4,2% interanual más, de las cuales 2.050 fueron firmas pequeñas y el resto medianas.

 

Desafortunadamente, esta evolución evidencia en parte el impacto negativo de la ralentización económica, la paralización de proyectos y la detención de inversiones. Resulta preocupante que el número de concursos haya sido superior al del cuarto trimestre de 2022, ya que entonces no

se había disipado aún el decalaje derivado de la moratoria concursal por la pandemia ni se registraba una acumulación extraordinaria de casos como la posterior a la huelga de letrados de la Administración de Justicia acaecida en 2023.

 

En conclusión, el Indicador CEPYME anotó un debilitamiento en el cuarto trimestre de 2023 con relación a los tres anteriores marcando la menor cota del pasado ejercicio. El Indicador CEPYME (4,9 en el cuarto trimestre de 2023) se mide en puntos, los cuales asemejan la calificación de un examen, y consta de cinco subindicadores: Actividad (7,7), Costes (1), Crédito (6,9), Solvencia (4,1) y Competitividad (5,8). Cada uno de los bloques se compone del estudio de tres variables.

LOS COSTES FRENAN SU SUBIDA POR
LA FUERTE CAÍDA DE LA ENERGÍA,
PERO LOS COSTES LABORALES
CONTINÚAN CRECIENDO POR ENCIMA
DEL 5%, ENCADENANDO
10 TRIMESTRES CONSECUTIVOS
DE AUMENTOS

La morosidad, un problema acuciante para las PYMES

La mitad de las facturas se pagan con retraso en España, con un periodo medio de pago de 80 días

El Parlamento Europeo aprobó en abril su posición sobre el proyecto de Reglamento europeo contra la morosidad, un paso fundamental para agilizar la tramitación de esta norma tras las elecciones europeas. Pese a la demora que ha sufrido la tramitación del Reglamento durante estos últimos meses y que ha impedido su aprobación definitiva, se trata de un paso fundamental en la lucha contra la morosidad, tal como lo valora CEPYME, que considera fundamental una homogeneización de las regulaciones nacionales sobre morosidad para que las empresas puedan competir en igualdad de condiciones.

 

La aprobación del informe del Parlamento Europeo, elaborado por el Comité de Mercado Interior y Protección del Consumidor, supone un avance en la tramitación de un nuevo marco para la morosidad.

 

CEPYME, que tiene la lucha contra la morosidad entre sus prioridades estratégicas, ha participado activamente, a través de su Observatorio de Morosidad, en la tramitación de esta regulación desde el inicio, con la Comisión Europea y con el Gobierno, abogando por la necesidad de contar con una legislación común para toda Europa en un tema que es especialmente sensible para las pequeñas y

medianas empresas.

 

La Confederación considera urgente contar con una reglamentación clara y unificada a nivel europeo, que no discrimine a las empresas españolas frente a sus homólogas europeas. Para ello, es fundamental que la norma tenga en cuenta la realidad de la empresa y que su aplicación

tenga resultados eficientes en la práctica, reduciendo los plazos medios de pago, que ocasionan graves problemas de liquidez y de financiación a las pymes.

Las PYMES, las más afectadas por la morosidad

El Observatorio de Morosidad de CEPYME incide en que la morosidad en las operaciones comerciales es un tema de gran preocupación para las empresas, especialmente las pymes, que son las que en mayor medida sufren sus efectos negativos sobre su capacidad de financiación y liquidez. En este sentido, CEPYME recuerda que las pymes cuentan con menores recursos para afrontar el retraso de pagos, que además puede derivar en impago y que ocasiona costes muy altos, a veces inasumibles para las empresas, limitando su capacidad de competir y penalizando la inversión.

 

Para el Observatorio de morosidad de CEPYME, es esencial reducir los plazos de pago en Europa, siempre teniendo en cuenta la realidad de las pymes y las peculiaridades de algunos sectores para garantizar su cumplimiento y la eficacia de la norma.

 

Dado que el próximo mes de junio hay elecciones al Parlamento Europeo, se abre un período de inactividad legislativa hasta la constitución del nuevo Parlamento y de la Comisión Europea que puede demorar la aprobación definitiva y entrada en vigor del reglamento hasta prácticamente finales de este año.

EL PARLAMENTO EUROPEO HA
APROBADO SU INFORME SOBRE EL REGLAMENTO EUROPEO DE MOROSIDAD, CUYO OBJETIVO ES REDUCIR LOS PLAZOS DE PAGO ENTRE LAS EMPRESAS EUROPEAS

Los últimos datos revelan que la morosidad sigue siendo un problema acuciante para las pequeñas y medianas empresas españolas. A finales de 2023, prácticamente la mitad de las facturas (49,7%) se abonaban con retraso, según se desprende de los datos del Observatorio de Morosidad que elabora trimestralmente CEPYME, con datos de CESCE e Informa D&B.

 

Esta persistente morosidad, que penaliza de manera especial a las pymes representa un coste financiero de 2.600 millones de euros, un 50% más que en el mismo período del año anterior. Una situación que no resulta fácil de afrontar para las pequeñas y medianas empresas, que cuentan con menores recursos financieros y capacidad de negociación y que, además deben asumir el incremento de otros costes -energéticos, suministros, laborales, etc.- y los efectos de la inflación, que merman su rentabilidad y su capacidad de negociación para acceder a la financiación necesaria, en un contexto de encarecimiento del dinero, como consecuencia del aumento de los tipos de interés.

 

Uno de los aspectos más preocupante de la evolución de la morosidad es el estancamiento del Período Medio de Pago (PMP) en torno a los 80 días, veinte por encima del plazo máximo fijado por la ley. En el cuarto trimestre de 2023, el período medio de pago (PMP) se situó en 80,2 días, con un mínimo descenso (0,2 días) respecto del trimestre anterior.

 

El PMP promedio en 2023 fue de 81,8 días, el más bajo desde 2017, pero superior al de 2015 (81 días) y todavía muy por encima del período máximo legal de 60 días que establece la Ley 15/2010, que modifica la Ley 3/2004 por la que se establecen medidas de lucha contra la morosidad

en las operaciones comerciales. 

 

En esta evolución del PMP influyen varios factores. Por un lado, la inflación, que pese a descender continúa por encima de lo normal (su medida subyacente, que fue del 3,8% en diciembre de 2023, es la más alta en los 20 años anteriores a marzo de 2022). Por otro lado, los mayores tipos de interés el euríbor medio del segundo semestre del año pasado (4,04%) es el mayor desde 2008-, que impulsan a las empresas a intentar acortar los plazos de cobro de sus facturas para atenuar el impacto negativo en sus cuentas de la pérdida de poder de compra del euro y los mayores costes financieros. Al mismo tiempo, la desaceleración de la economía y los tipos de interés elevados incentivan la contraproducente financiación sin coste derivada de la postergación de los pagos.

 

Por tamaño de empresa, el PMP se redujo sólo en las microempresas en términos interanuales, con una caída de 0,8 días, hasta los 75,4. Las compañías pequeñas y medianas mantuvieron sus respectivos PMP en los mismos niveles que en el cuarto trimestre de 2022 (79,6 y 83,3 días, respectivamente), mientras que las grandes empresas mostraron, por quinto trimestre consecutivo, el mayor aumento del PMP, con un incremento de 11 días, alcanzando las 88,7 jornadas.

 

Sin embargo, pese a la reducción del PMP nacional, éste aumentó en términos interanuales en ocho autonomías. La diferencia máxima entre los PMP de las distintas comunidades autónomas alcanza los 24,7 días, comparando el mayor PMP registrado en Murcia (93,2 días) con el menor, de Baleares (68,5 días).

 

En el conjunto de las pymes, las facturas pagadas de forma puntual alcanzaron al 50,3% del total (+1,1 puntos porcentuales), que es la mayor proporción desde marzo de 2020. Además, se observa que el porcentaje de facturas satisfechas en el plazo pactado es mayor cuanto menor es el tamaño de la empresa.

Periodo medio de pago

Operaciones comerciales nacionales: expresado en días

En las microempresas, el 51,2% de las facturas fueron pagadas puntualmente, la mayor proporción de los últimos tres años y medio. Al mismo tiempo, las facturas pagadas con una demora superior a 30 días fueron el 12,3% del total (1 punto porcentual más que hace un año), manteniéndose por cuarto trimestre consecutivo por encima del 12%.

 

En las pequeñas empresas la proporción de pagos puntuales llegó al 47,8% (+4,1 puntos porcentuales interanual), que es la mayor proporción desde junio de 2018. Eso compensa el incremento interanual de 4 décimas en la proporción de facturas pagadas con un vencimiento mayor a 30 días (6,9%).

Periodo medio de pago por autonomía

Operaciones comerciales nacionales: expresado en días; 4º trimestre 2023

En las compañías medianas, durante el cuarto trimestre de 2023, un 30,2% de las facturas se pagó de forma puntual (+2 puntos porcentuales interanual). Es el porcentaje más elevado desde marzo de 2018. Al mismo tiempo, las facturas pagadas con un retraso superior a los 30 días se mantuvieron en el 6,4% del total, la misma proporción que un año antes.

Deuda comercial

El coste financiero de la deuda comercial para las pymes se incrementó un 50% en el cuarto trimestre de 2023, respecto del mismo período del año anterior, alcanzando los 2.600 millones de euros. La deuda comercial tiene dos componentes: la que no está en mora y la morosa. El coste de la primera ascendió a casi 1.500 millones de euros en el cuarto trimestre en cómputo anualizado y el de la segunda, rondó los 1.200 millones, un 44% más que un año antes.

 

Este esfuerzo financiero es consecuencia de una deuda comercial del conjunto de pymes que a finales de 2023 rondaba los 177.000 millones de euros, de los cuales, 67.800 millones de euros corresponden a firmas medianas y los restantes 109.200 millones, a empresas pequeñas.

 

Cuando se compara la deuda comercial con las ventas interiores de uno y otro tamaño de empresa, se observa una evolución distinta entre las empresas pequeñas y medianas de lo que sugieren las variaciones anteriores. Así, la deuda comercial de las firmas pequeñas equivale al 51% de sus ventas, 3 puntos menos que hace un año y la más baja al menos desde 2004.

 

En cambio, la deuda comercial de las compañías medianas equivale al 70% de sus ventas. Aunque es un punto porcentual menos que al final de 2022, supone una proporción mayor que la de cualquier trimestre en el periodo 2014-2019.

Deuda comercial: Diferencias entre PYMES

Deuda comercial como % de sus interiores: media móvil de 4 trimestres

EL OBSERVATORIO DE MOROSIDAD DE CEPYME CONSIDERA ESENCIAL REDUCIR LOS PLAZOS DE PAGO EN EUROPA, SIEMPRE TENIENDO EN CUENTA LA REALIDAD DE LAS PYMES Y LAS PECULIARIDADES DE ALGUNOS SECTORES PARA GARANTIZAR SU CUMPLIMIENTO Y LA EFICACIA DE LA NORMA

Esta mayor restricción del crédito comercial a sus clientes por parte de las firmas más pequeñas se explica por su mayor vulnerabilidad a un entorno económico caracterizado por una inflación elevada, la reducción de márgenes provocada por dicha inflación, unos tipos de interés más elevados y un acceso más difícil al crédito.

El PMP solo se incrementó en el sector servicios

El PMP se incrementó en el sector servicios en el cuarto trimestre de 2023, si bien todos ellos están por encima del período legal de 60 días.

 

El PMP del sector agroalimentario es el único que refleja cinco caídas interanuales consecutivas, situándose en 75 días, 2,9 días menos que un año antes. El sector de la industria mostró el mayor recorte interanual en su PMP, de 7,1 días, reduciéndose hasta 74,3 jornadas. Sin embargo, cuando se observa la evolución del PMP en cada una de las diez ramas industriales, se encuentra que la mitad de ellas presentan incrementos. Tal como ocurrió en los trimestres anteriores, el resultado del conjunto de la industria estuvo muy influido por la evolución del subsector de electricidad, gas y agua, que tras haber alcanzado un máximo histórico en marzo de 2023- pasó a mostrar recortes marcados. Así, en el último trimestre de 2023, el PMP de electricidad, gas y agua bajó hasta 47,6 días, el más reducido que registran las estadísticas, que se inician en 2008, tras una caída interanual de 30,1 jornadas.

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Por su parte, el PMP medio de los servicios quebró una racha de cinco trimestres consecutivos de caídas, incrementándose en 0,5 jornadas, hasta los 72,3 días, que sigue siendo, no obstante, el más bajo entre los principales sectores de actividad.

Acuerdos de aplazamiento de facturas

El Observatorio de Morosidad de CEPYME incorpora un indicador que mide el Índice de morosidad en ventas a plazo, con el fin de analizar la tendencia de las empresas de recurrir a acuerdos de aplazamiento del pago de facturas en sus relaciones comerciales.

 

En el cuarto trimestre de 2023, el índice de morosidad en las facturas de ventas a plazo (IMFVP) fue de 48,2 puntos, un 6,5% menos que un año antes, rompiendo una tendencia ascendente de cinco incrementos interanuales consecutivos.

El índice de morosidad en las ventas a plazo disminuyó en las pymes, pero aumentó en las grandes empresas. No obstante, entre las pymes la evolución no fue homogénea, ya que, mientras que el IMFVP aumentó en las microempresas (20,8%), se redujo tanto en las pequeñas (-18,7%) como en las medianas (-6,9%).

EL COSTE FINANCIERO PARA LAS EMPRESAS DE LA DEUDA COMERCIAL

ASCENDIÓ, EN EL CUARTO TRIMESTRE DE 2023, A 2.600 MILLONES DE EUROS, UN 50% MÁS QUE EN EL MISMO PERIODO DEL AÑO ANTERIOR

La Confederación de las pymes lleva más de diez años trabajando para combatir la morosidad a través del Observatorio de la Morosidad, en el que participan los principales sectores afectados por la morosidad y se realiza un seguimiento permanente de la evolución de la misma, así como análisis y propuestas en esta materia. La Confederación ha trasladado estos análisis a la Comisión Europea

y altas instituciones comunitarias, especialmente a raíz de la tramitación del Reglamento europeo, insistiendo en la necesidad abordar de manera conjunta la lucha contra la morosidad y contar con unas reglas claras y homogéneas en toda la UE.

CEPYME500: Ejemplo de la realidad y transformación de las PYMES punteras de España

España es un país de pymes, tal y como avalan las cifras oficiales año tras año. De hecho, al término de 2023 contábamos con casi 2,95 millones de empresas y, de éstas, sólo 5.520 eran grandes compañías; datos que dejan constancia de que la pequeña y mediana empresa es el corazón del tejido productivo español. Ahora bien, a pesar de su importancia, la pyme española enfrenta grandes obstáculos que limitan su desarrollo y explican lo reducido de su tamaño.

 

En promedio, nuestras pymes ocupan a 3,8 personas; cifra que aumenta hasta algo más de 7 cuando sólo tenemos en cuenta las pymes con asalariados. Unos valores acordes con un tamaño demasiado pequeño para poder sobrevivir con solvencia en un contexto empresarial donde la competencia es cada vez más fuerte y global. El crecimiento de nuestras empresas es una de las grandes asignaturas pendientes y ésta debe abordarse desde un punto de vista amplio con el fin de acabar con los obstáculos fiscales y normativos, pero también facilitando su acceso a la financiación, nutriéndolas con trabajadores cualificados, luchando contra la morosidad y generando un contexto

de verdadera seguridad jurídica.

 

Ante la necesidad de respaldar el crecimiento de nuestras pymes en un país lleno de obstáculos, nació hace 7 años la iniciativa CEPYME500. Ésta centra su atención en empresas pequeñas y medianas cuya solidez y dinamismo hacen que se encuentren en disposición de alcanzar rápidamente un tamaño crítico que les permita ejercer un importante efecto tractor en los territorios en los que están instaladas y, en general, en el conjunto de la economía española. El primer paso para multiplicar el efecto palanca de los proyectos empresariales más prometedores

consiste en identificarlos con el fin de dar forma a un entorno que maximice su potencial. Un planteamiento que atesoraba gran sentido en 2017, cuando nace la iniciativa CEPYME500 a la sombra de las cicatrices de una larga y severa crisis, que hizo que hasta el arranque de dicho año

el PIB español no recuperase los niveles de mediados de 2008.

 

En la actualidad, el apoyo al crecimiento de las pymes españolas resulta todavía más necesario que hace 7 años. Las cargas fiscales y normativas se han multiplicado a la par que ha empeorado la calidad de las nuevas regulaciones y se ha reducido la visibilidad hacia las reglas de juego que regirán el sistema. De forma que quienes optan por invertir y hacer crecer sus proyectos empresariales se enfrentan a más riesgos y obstáculos que en el pasado, pero también a un contexto económico que resulta mejorable.

 

Desde que en el arranque de 2017 España recuperase los niveles de actividad previos a la crisis de 2008, nuestro PIB ha crecido un 9% hasta finales de 2024. Una cifra equivalente a una comedida tasa de crecimiento anual compuesto del 1,3%, si bien mediando el severo impacto negativo de la Covid-19.

 

No obstante, debe tenerse presente que el desempeño económico de España desde aquel entonces ha sido peor en comparación con el conjunto de nuestros socios de la UE. El mejor comportamiento relativo dibujado para la economía española en 2023 y 2024 sólo viene a cerrar la brecha generada desde el año 2020 y, de hecho, respecto al último trimestre de 2019, el PIB de España ha aumentado

un 2,9% hasta el cuarto trimestre de 2024 frente al 3,6% de la UE.

EL CRECIMIENTO DE NUESTRAS EMPRESAS ES UNA DE LAS GRANDES ASIGNATURAS PENDIENTES Y ÉSTA DEBE ABORDARSE DESDE UN PUNTO DE VISTA AMPLIO

La realidad descrita resulta acorde con un crecimiento bastante moderado de la economía española en los últimos 7 años, poniendo claros límites al desarrollo de la actividad empresarial, que sigue sufriendo importantes vientos en contra. Por lo tanto, hoy en día, continúa siendo decisivo el hecho de identificar los proyectos encabezados por pymes que, por su solidez y dinamismo, tienen la

capacidad de adquirir un papel tractor decisivo. En este sentido, dado el episodio excepcional que sufrió la economía española por culpa de la Covid y la rápida transformación de nuestra forma de vivir, consumir y producir, cobra importancia el hecho de analizar los cambios sectoriales vividos por la iniciativa CEPYME500, pues engloba a las pymes más dinámicas y con capacidad de tener un papel clave en el futuro de nuestro país.

 

Antes de iniciar el citado análisis, debe tenerse en cuenta que las empresas CEPYME500 se caracterizan por contar con una facturación que oscila entre los 10 y 200 millones de euros y una tasa de crecimiento anual acumulado de sus ventas del 15% o superior durante tres ejercicios,

debiendo ser ésta fruto de un comportamiento sólido recurrente en relación con el contexto económico en el que se produce. Asimismo, deben atesorar un crecimiento rentable y una posición financiera sólida. En conjunto, estamos ante unas exigencias que dan forma a una muestra

de empresas muy concreta y de gran interés por su posible capacidad tractora, de mantener la senda de crecimiento en la que están instaladas.

CERCA DEL 69% DEL VALOR AÑADIDO BRUTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA VIENE EXPLICADO POR LOS SERVICIOS Y, A SU VEZ, UN TERCIO DE ÉSTE ES FRUTO DE LAS ACTIVIDADES DE

COMERCIO, TRANSPORTE Y HOSTELERÍA

Las anteriores exigencias se completan con otra no menos importante: las empresas CEPYME500 deben ser proyectos independientes. En otras palabras, no pueden contar con participaciones de control del sector público, grandes empresas, accionistas extranjeros o actores del sector financiero.

Este requisito, cabe reconocer que condiciona en cierta medida la muestra de empresas obtenida, sobre todo en lo referente a sectores como las tecnologías de la información y comunicación (TIC), cuya importancia se mantiene contenida en la iniciativa CEPYME500. Un aspecto que no debe sorprender, dado que existe un gran interés inversor en el ámbito de la digitalización y sostenibilidad en el que son claves las empresas TIC. De hecho, muchos proyectos empresariales de este ámbito, cuando empiezan a despuntar, entran en el radar de inversores financieros, tales como los capitales riesgo, pero también de grandes empresas nacionales y extranjeras y acaban siendo adquiridos por un tercero, perdiendo su carácter independiente.

 

Junto a la metodología aplicada, la necesidad de utilizar un criterio objetivo para encuadrar las compañías en un sector concreto enmascara la relevancia de algunas actividades del futuro en el proyecto CEPYME500. El criterio utilizado son los códigos de actividades económicas (CNAE) y algunas empresas o no atesoran el que mejor define su actividad o cuentan con uno que les hace recaer en ámbitos tales como los servicios empresariales u otros sectores, cuando por ejemplo se dedican a la ciberseguridad, biotecnología o el desarrollo de nuevos productos agrarios; todos ellos campos en los que hemos asistido a un aumento de las empresas CEPYME500.

 

Ahora bien, lo expuesto no debe hacer que perdamos de vista el preocupante déficit de recursos dedicados en nuestro país al desarrollo del I+D, actividades innovadoras y alta tecnología y que, realmente, explica la ausencia de un gran despegue de las actividades del futuro. En España, la inversión en I+D se sitúa muy lejos de las cifras de las naciones líderes de la UE y, sobre todo, de

las grandes referencias a escala mundial. Por ejemplo, en 2022, dicha inversión equivalió al 1,4% del PIB de España frente al 2,2% de la UE, el 3,1% de Alemania, el 3,6% de EEUU o el 6% de Israel. Unas cifras que reafirman el carácter estructural del déficit inversor en un ámbito estratégico, lo cual se ve reflejado en la realidad de las compañías existentes en campos innovadores tales como las TIC,

tanto en lo que se refiere a su número como a su tamaño. Ante este grave problema, la solución pasa por la confección de un marco incentivador de la actividad empresarial y la inversión.

Pujanza del comercio y la logística

De vuelta al proyecto CEPYME500, los cambios que está sufriendo la economía nacional y el mundo sí son muy visibles en otros ámbitos sectoriales. En concreto, más allá de los altibajos vividos, se consolida la mayor importancia del comercio, que ha pasado de representar el 30% de las pymes, con un crecimiento más dinámico en la primera edición de 2017 a consolidarse en porcentajes del 35% en las dos últimas. Un avance en línea con la terciarización de la economía, a la sombra de un consumo que es el gran motor de la actividad y las mayores posibilidades que aporta la venta por internet y la mejora de la logística. En los últimos años, la normalización de las compras en línea

ha permitido la aceleración de su crecimiento; tendencia que se vio reforzada por los condicionantes que supuso la crisis sanitaria de la Covid. Una crisis que provocó que un mayor número de empresas quisiera beneficiarse de un canal que les permite vender a clientes de cualquier lugar del mundo las 24 horas del día.

 

Las interrelaciones entre comercio y logística han dado lugar a un círculo virtuoso de ambos sectores que ha dejado una huella muy visible en CEPYME500. Las empresas de transporte han experimentado un fuerte repunte de su importancia en las dos últimas ediciones de esta iniciativa

hasta alcanzar un peso del 8,6% en 2023; edición confeccionada con las cuentas cerradas hasta el ejercicio 2021.

 

Un periodo en el que la Covid hizo palpable la importancia estratégica del sector logístico, al tiempo que actividades concretas como la mensajería sufrieron un gran desarrollo al amparo del impulso de las ventas por internet.

 

Dejando a un lado el efecto de la pandemia, cabe recalcar que la ganancia de protagonismo de las empresas vinculadas con los servicios dentro del marco del proyecto CEPYME500 sólo viene a recoger la realidad en forma de terciarización que están experimentando economías avanzadas

como la española. En la actualidad, cerca del 69% del valor añadido bruto de la economía española viene explicado por los servicios y, a su vez, un tercio de éste es fruto de las actividades de comercio, transporte y hostelería.

NO SÓLO HAN CAMBIADO LOS PESOS

DE LOS SECTORES EN CEPYME500

DURANTE LOS ÚLTIMOS AÑOS,

TAMBIÉN LO HA HECHO LA TIPOLOGÍA

DE EMPRESAS QUE LES DA FORMA

Mientras tanto, después de experimentar una larga tendencia a la baja, el peso de la industria manufacturera en la economía española lleva instalado en niveles del 11% desde hace más de una década. Esta situación encaja con la pérdida de importancia en CEPYME500 de un sector estratégico, que ha pasado de tener un peso del orden del 40% en las cinco primeras ediciones a caer hasta el

26% en la última. El mayor dinamismo de los servicios, pero también las tensiones en las cadenas de aprovisionamiento, la explosión de los precios de los insumos, el gran endurecimiento de las normativas medioambientales, la falta de personal cualificado y la elevada competencia internacional han pasado factura a las cuentas de un sector que, no obstante, continúa atesorando una gran capacidad para crear valor. La mejor prueba de ello radica en que, a pesar de representar cerca del 11,5% del valor añadido de la economía española, sus empresas sumaron

el 26% de los integrantes de CEPYME500 en 2023.

 

Detrás de la situación descrita se encuentra la importancia de la competitividad en la actividad manufacturera que se enlaza con una mayor productividad. La gran mayoría de las empresas manufactureras se encuentran abiertas al mundo, no sólo porque exportan, sino especialmente

porque sus mercados están expuestos a la llegada de productos desde distintos lugares del globo. Esto no sólo obliga a mayor eficiencia y productividad, también a innovar con el fin de diferenciarse a la hora de satisfacer las necesidades de sus clientes. De hecho, entre las pymes más dinámicas de España se detectan cambios de relevancia dentro del propio sector industrial ya que se multiplican

los ejemplos de productores de maquinaria especializada, pero también de material para el sector renovable o de empresas enfocadas a innovar en ámbitos supuestamente maduros.

 

En otras palabras, no sólo han cambiado los pesos de los sectores en CEPYME500 durante los últimos años, también lo ha hecho la tipología de empresas que les da forma. En esta línea, más allá de la industria, las empresas de marketing digital han ganado importancia, así como las dedicadas a la certificación, valorización de residuos, ciberseguridad y actividades ligadas con la sostenibilidad,

entre otras. De forma que, en los últimos años, las pymes enclavadas en el ámbito de los servicios empresariales y otros sectores también han ganado gran relevancia entre los proyectos caracterizados por un crecimiento francamente dinámico.

 

Una vez afrontados los grandes cambios en la composición sectorial de CEPYME500 desde 2017, sólo cabe señalar la volatilidad que ha experimentado el sector de la construcción en cuanto a su representación entre las pymes con un crecimiento más fuerte. Una volatilidad que no ha evitado su tendencia subyacente al alza en términos de importancia, a pesar de los múltiples desafíos a los que ha tenido que ir haciendo frente: disrupciones en las cadenas de suministro, rápido incremento

de los costes de las materias primas, falta de mano de obra cualificada.

 

De la misma forma, el repunte de las empresas vinculadas con el sector sanitario, tanto en lo concerniente a la asistencia médica como a la distribución de material, debe ser relativizado ya que en términos de crecimiento porcentual ha llegado a ser relevante en algún ejercicio, pero en valores

absolutos su número ha mantenido un peso menor. Por el contrario, atesora mayor interés el hecho de aclarar el motivo por el cual las empresas dedicadas a la hostelería y el sector primario, a pesar de su gran número en España, tienen una presencia menor en CEPYME500 y éste no es otro que el reducido tamaño de muchísimas de ellas.

NECESITAMOS UN MARCO INSTITUCIONAL QUE INCENTIVE LA INVERSIÓN EMPRESARIAL AL AMPARO

DE UNA REGULACIÓN QUE APORTE LA

NECESARIA VISIBILIDAD SOBRE EL

RETORNO DE LAS INVERSIONES

En conjunto, el análisis de la evolución de la composición sectorial de CEPYME500 arroja un comportamiento acorde con las grandes tendencias económicas que se están observando en nuestro país, pero también con las debilidades que urge corregir. Entre las pymes de mayor
crecimiento, el aumento del peso del sector terciario es una realidad indiscutible, en especial del comercio y el transporte, mientras que la industria manufacturera pierde importancia, aunque sigue sobrerrepresentada gracias a su mayor eficiencia y productividad que convive con su necesidad de incorporar y ofrecer nuevos productos a escala global. Esto último provoca que el agregado sectorial

de CEPYME500 dé cabida a perfiles de empresas muy distintas a las de años atrás, aunque el gran agregado siga llamándose industria manufacturera. Asimismo, esta realidad se da en otros sectores en los que empiezan a destacar las compañías de marketing digital, biotecnología o ciberseguridad, si bien esta nota ilusionante no debe llevarnos al engaño ya que seguimos necesitando más

compañías enfocadas al I+D, la innovación y la alta tecnología. Algo difícil de conseguir, si no contamos con un marco institucional que incentive la inversión empresarial al amparo de una regulación que aporte la necesaria visibilidad sobre el retorno de las inversiones.

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